Las 48 horas posteriores a la elección bonaerense dejaron sabor a poco y enojo en sectores diversos que el Gobierno necesita para afrontar el escabroso tramo hacia octubre. Por ahora solo habrá una tercera reunión de Gabinete y no se prevén anuncios ni cambios.
Los aires de cambio que se impusieron en el oficialismo y sus aliados durante las primeras horas después de la catastrófica elección en la provincia de Buenos Aires desembocaron en la creación, en la Casa Rosada, de varias mesas políticas, y en la multiplicación de las reuniones de gabinete. Pero no derivaron en las profundas y diversas modificaciones que se esperaban en la oposición dialoguista, entre los gobernadores e, incluso, en el núcleo duro originario del mileismo.
Con el transcurso de los días, en esos sectores se impusieron la desilusión y el malestar que los protagonistas actores dejaron entrever entre sugestivos silencios, críticas a viva voz, o mascullaciones fuera de micrófono
Los referentes de PRO que se aliaron con La Libertad Avanza se prestaron a asistir ayer a la reunión de la “nueva” mesa electoral bonaerense. Pero en las filas amarillas apenas emitieron opiniones en público y, por lo bajo, incluso los más férreos militantes de la sociedad masticaban bronca contra la conducción del partido local.
No extrañó a nadie que no hubiera foto del encuentro de la tarde, y el comunicado final estuvo a cargo del equipo de la hermana del Presidente y su armador local, Sebastián Pareja. Mientras que en todas las redes sociales oficiales del partido socio brillaban por su ausencia las opiniones, los balances o, mucho menos, los reconocimientos del revés conjunto (que fuera de micrófono adjudicaron a los libertarios).

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